28 de junio de 2013

Buscando un consenso para la laicidad

Hace no más de dos meses, el Concejo de Nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación Tecnológica (Concytec) fue epicentro de una sonada controversia nacida de la disposición oficial de su directora, la Dra. Gisella Orjeda, de erradicar de forma absoluta imágenes religiosas y objetos de culto dentro de las oficinas bajo su administración.  La orden, nacida y naufragada en la misma última semana de abril, generó apasionados pronunciamientos en detrimento y en defensa de dicha normativa con poca o ninguna argumentación entre las partes y sin dar paso a una discusión alturada sobre la laicidad en nuestro país.  En las siguientes líneas buscaremos mayores luces sobre este tema, donde evidentemente estamos lejos de llegar a un consenso.

21 de junio de 2013

Las religiones y el choque entre civilizaciones

El siguiente texto fue publicado en la revista Páginas No. 229 de marzo de 2013 pp. 34-40

El trabajo que les traigo en esta oportunidad procura establecer las relaciones entre los conceptos de religión y el de conflicto (o choque) entre civilizaciones, a fin de examinar si realmente asistimos a una era de conflicto entre las grandes civilizaciones, y de ser así, qué papel desempeñarían las religiones en dicho proceso. El rol desempeñado por las creencias religiosas sería fundamental en este choque entre civilizaciones si tomando en cuenta que se afirma que lo característico a una civilización es su filiación religiosa, de modo que se habla de civilización occidental o cristiana, de civilización islámica, de civilización budista, entre otras.
En relación a este problema podemos encontrar las siguientes posiciones:
  1. Efectivamente existe un conflicto entre civilizaciones operando en el mundo contemporáneo, pero en él el papel de las religiones es mínimo, pues no son de lejos la causa principal. Sin embargo, las religiones no pueden hacer nada para eliminar dicho conflicto.
  2. Efectivamente existe un conflicto entre civilizaciones operando en el mundo contemporáneo, pero las religiones no son de lejos la causa de éste. Es más, las religiones pueden hacer esfuerzos importantes para minimizar dicho conflicto.
  3. Efectivamente existe un conflicto entre civilizaciones actualmente en el mundo, en el que el papel de las religiones es decisivo porque ellas representan  una de las causas principales.
  4. Si bien hay focos de conflictos y violencia social e intercultural en el mundo contemporáneo, no asistimos a un conflicto entre civilizaciones. Las religiones desempeñan una función ambigua: ellas no son necesariamente las causas de la violencia, pero dependiendo de si  son asumidos de manera fundamentalista o vivencial, pueden a) causar o fomentar conflictos, o b) colaborar con la resolución de conflictos y aportar a la paz mundial.
En lo que sigue, defenderé la posición 4 y apuntaré a las posibilidades de colaborar con la resolución de conflictos que tienen las religiones. Pero antes de entrar a la cuestión, revisaré brevemente la tesis del “choque de civilizaciones” tal como Samuel Huntington la presenta.

18 de junio de 2013

Sobre la hipótesis de un auto golpe de Estado y una clase media en el Perú

Este artículo centrará su análisis, sobre el poco apoyo que podría lograr el actual Presidente de la República del Perú, Ollanta Humala Tasso, si de él se esperase otro 5 de abril de 1992.

Noto con ya bastante preocupación que las circunstancias actuales en el Perú están cambiando; desde la poca capacidad de la prensa peruana, celoso guardián de los intereses de la clase empresarial de este país, hasta flaqueza Institucional de la Democracia en el Perú; desde la falta de compromiso de la mayoría de los ciudadanos de este país, hasta somnolencia que causa el llamado gran crecimiento económico en sus mentes y que hace que la nueva clase media emergente este más preocupada en sus bolsillos del presente que en sus bolsillos del futuro (craso, pero evidente error); desde lo que yo considero la muerte lenta del Estado —desde su creación—, hasta su incapacidad por conseguir las metas u objetivos que sus ciudadanos esperan de él. El estado peruano que ha decepcionado a sus ciudadanos, parece estar una vez más frente a dos de los fantasmas que históricamente lo han perseguido: las dictaduras y los autoritarismos.

10 de junio de 2013

¿Desde cuándo existe la institución del mercado?

En ninguna época se ha discutido tanto sobre el mercado como en los tres últimos siglos de nuestra historia; sin embargo, poco se ha reflexionado sobre su origen.  Por ello, ensayaré a continuación una repuesta sobre el origen de la institución del mercado en el mundo occidental.  Evidentemente, la empresa que tomo es riesgosa debido a que algunos arqueólogos e historiadores contemporáneos no conciben la posibilidad de ubicar el origen del mercado en la época antigua debido a que muchos culturas del Asia Menor y de la Europa Occidental se regían mediante sistemas económicos en los cuales la distribución de los bienes se hacía sólo desde alguna administración central. A pesar de ello, veremos que diferenciar entre las relaciones de intercambio y las relaciones de producción hegemónicas nos permitirá hablar de "mercados" en la edad antigua.

Para ensayar una respuesta adecuada a nuestra pregunta -desde cuando existe el mercado-, primero debemos indicar cómo lo definiremos y qué puntos son los que le dan el estatus de institución. Recalco su carácter de institución y no de agente pues esto me permite sostener que existe un contexto social más complejo en el que el mercado se sitúa junto a otras instituciones como las políticas, religiosas o académicas. De esta manera, podría decirse que el mercado se puede entender como la confluencia de ofertante(s) y comprador(es) con la intención de cambiar un bien por otro, o bien, adquirir alguno mediante la entrega o pago de  una unidad de cambio (dinero) la cual, al mismo tiempo, puede ser considerada como otro bien. Entonces, se puede deducir que el intercambio en el mercado “se orienta por el hecho de que se ofrecen con carácter general bienes para el cambio y se demanda otros bienes, es decir, por la existencia de ´probabilidades de mercado´[1](Weber, 1961: p.5).