En ninguna época se ha discutido tanto sobre el mercado como en los tres últimos siglos de nuestra historia; sin embargo, poco se ha reflexionado sobre su origen. Por ello, ensayaré a continuación una repuesta sobre el origen de la institución del mercado en el mundo occidental. Evidentemente, la empresa que tomo es riesgosa debido a que algunos arqueólogos e historiadores
contemporáneos no conciben la posibilidad de ubicar el origen del
mercado en la época antigua debido a que muchos culturas del Asia Menor y
de la Europa Occidental se regían mediante sistemas económicos en los
cuales la distribución de los bienes se hacía sólo desde alguna administración central. A pesar de ello, veremos que diferenciar entre las relaciones de intercambio y las relaciones de producción hegemónicas nos permitirá hablar de "mercados" en la edad antigua.
Para ensayar una
respuesta adecuada a nuestra pregunta -desde cuando existe el mercado-, primero debemos indicar cómo lo definiremos
y qué puntos son los que le dan el estatus de institución. Recalco su carácter de institución y no de agente pues esto me permite
sostener que existe un contexto social más complejo en el que el mercado
se sitúa junto a otras instituciones como las políticas, religiosas o
académicas. De esta
manera, podría decirse que el mercado se puede entender como la confluencia de
ofertante(s) y comprador(es) con la intención de cambiar un bien por otro, o
bien, adquirir alguno mediante la entrega o pago de una unidad de cambio (dinero) la cual, al
mismo tiempo, puede ser considerada como otro bien. Entonces, se puede deducir
que el intercambio en el mercado “se
orienta por el hecho de que se ofrecen con carácter
general bienes para el cambio y se demanda otros bienes, es decir, por la
existencia de ´probabilidades de mercado´[1]”
(Weber, 1961: p.5).
Así, a pesar de
que se requiere de un precio o valor de cambio para realizar una transacción,
no es que al mercado se lo defina en función de este ni mucho menos sería
conveniente considerar que debe ser necesariamente un precio de equilibrio en
el sentido expuesto por la teoría económica estándar (precio de ofertante igual
a precio de demandante). Más bien, los precios son elementos resultantes de una
interacción en el mercado. Así, se pude concebir que en las relaciones
comerciales se asuma y se confíe en la existencia de un mercado.
Por lo tanto, es
posible concebir que las primeras civilizaciones tuvieron mercado pero no
totalmente difundido ni mucho menos a gran escala como actualmente lo podemos
ver ya que como sugiere Adam Smith: “El
hombre subviene a la mayor parte de sus necesidades cambiando el remanente del
producto de su esfuerzo, en exceso de lo que consume, por otras porciones del
producto ajeno, que él necesita” (Smith, 2010: p.24). Inclusive, se verá
más adelante que el mercado surgiría por el accionar de los Estados ya que son
estos los primeros y principales agentes en desarrollar los intercambios de
recursos durante la historia antigua.
Dado esto, la propuesta es situar el nacimiento de la
institución del mercado entre el 2000 y el 538 a.C. período entre el cual la
civilización de Mesopotamia empieza a mostrar un gran desarrollo en el comercio
de mercancías. Babilonia, desde antes de los profetas bíblicos ya era conocida como “el país de los
comerciantes”. El desarrollo del intercambio en esta cultura es interesante,
debido a que los babilonios ya
utilizaban el comercio con unidades de cambio tales como los trozos de oro o
plata de un peso determinado. Inclusive, en los códigos que regían la vida
en la ciudad se obligaba a establecer “un
contrato escrito firmado por las dos partes contratantes y por testigos” (Grimberg,
1982: p.281) al realizarse las compras o convenios de alquiler o arrendamiento.
A su vez, el código de Hamurabi ya daba cuenta de la necesidad de regular las
transacciones financieras influenciada por el derecho mercantil practicado por
los comerciantes babilónicos.
Cabe resaltar
que los agentes principales de estos
primeros mercados internacionales eran los Estados. Por eso es que el
gobierno Babilonio llevó a cabo grandes expediciones comerciales con el fin de
expandir el área de influencia y las posibilidades de intercambio hacia Grecia,
Arabia, el Indo. Como resultado, podría
abastecerse de grandes cantidades de recursos como la madera de cedro libanés,
las piedras o metales preciosos y asfalto. En consecuencia, los puertos y las
ciudades florecían debido a que eran puntos estratégicos en donde se
materializaba el mercado.
Esto podría
sonar contradictorio y pondría en tela de juicio la idea de que existían
mercados en la época de la civilización mesopotámica debido a que no habría
participación alguna de los ciudadanos en el comercio. No obstante, según algunos historiadores hay evidencia de que los
mercaderes eran actores relevantes en la dinámica comercial y que contaban con el apoyo del Estado. Por
ejemplo, Grimberg habla de que un rey de Mesopotamia septentrional envió una
carta de protesta al faraón Eknatón de Egipto tras el ataque y asesinato de
unos mercaderes mesopotámicos por parte de bandidos palestinos.
Aún si no se creyese lo
dicho con anterioridad, se puede reafirmar la idea de que el origen del mercado
se sitúa en la edad antigua mediante la revisión del período de la república
romana. El mercado se establece masivamente en una urbe romana tras la creación
del Foro en el siglo VIII a. C. El Foro no sólo estaba destinado a actividades
oficiales de la ciudadanía, sino que también hacía las veces de centro
comercial y estaba bordado por tiendas en el norte y sur del terreno que comprendía. Dichas tiendas eran
de propiedad del Estado y este las alquilaba a los comerciantes. Los mercaderes
eran en su mayoría carniceros y cambistas o prestamistas.
Vista de las ruinas del Foro de Trajano. |
Posteriormente, el emperador Trajano construyó otro foro en donde estableció un nuevo mercado cuyo surgimiento se deben a los deseos de tener bajo control del Estado el abastecimiento general de la población mediante la vigilancia de los comerciantes e importadores. Esto no necesariamente implica que el Mercado de Trajano sólo servía para el abastecimiento de bienes distribuidos solo por el Estado, pues existían artículos que no formaban parte de las distribuciones administrativas a la población.
En conclusión,
se pueden tomar dos elementos relevantes de la exposición. Primero, la
existencia de rutas comerciales y el intercambio entre civilizaciones de
diversas regiones ya da evidencia de un mercado internacional pero que es muy
distinto a los mercados modernos. Como se evidencia, estos mercados
internacionales estaban dominados por Estados pero con una pequeña cantidad de
comerciantes. El otro punto es que al final, se podría especular que el Estado
y el mercado van de la mano, pues es posible que la necesidad de intercambio de nacimiento a un mercado de mercancías extranjeras.
BIBLIOGRAFÍA:
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GRIMAL, Pierre
2011 La
civilización romana: vida, costumbres, leyes y artes. Paidós: Barcelona.
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GRIMBERG, Carl
1982 Historia
Universal t.I Eds. Daimon
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PIRENNE, Jacques
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SMITH, Adam
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Naciones. 2da. ed. FCE: México D.F.
·
WEBER, Max
1961 Historia
Económica General. 3ra.ed. FCE: México D.F.
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