28 de febrero de 2014

Al interior de la Plaza de la Liberación

Póster oficial de La plaza (2013).
Uno de los eventos más sorpresivos e incomprendidos del presente quinquenio ha de ser la llamada Primavera Árabe.  En menos de tres años, diversos gobiernos autocráticos del norte de África y el suroeste de Asia fueron apabullados por súbitas revueltas populares en reclamo de libertades y derechos democráticos suspendidos por varias décadas.  Éste fue el caso de Egipto, antigua encrucijada del Oriente Medio, donde una serie de protestas espontáneas acontecidas en 2011 forzaron la dimisión del presidente Hosni Mubarak.

El reciente documental The Square (الميدان, āl-Mīdān, "La plaza") dirigido por Jehane Noujaim, toma el nombre de la simbólica plaza cairota de Taḥrīr o Plaza de la Liberación para llevarnos a través de las historias de la revolución egipcia, desde su inicio en las protestas contra Mubarak hasta el derrocamiento del presidente islamista Mohamed Morsi, pasando por la represión militar, el ascenso de los Hermanos Musulmanes y la represión por parte del gobierno de Morsi.

En los primeros minutos, Noujaim logra acercarnos a este evento lejano, confuso visto desde fuera. No hay trucos en esta hazaña. La narración comienza a hilarse a partir de las historias personales de los diversos ocupantes de la plaza, personas comunes con padecimientos largamente soportados. Allende las diferencias culturales, perdura el deseo de todo ser humano de vivir en un mundo lo más justo posible y tranquilo para los suyos. La citada estrategia pudo haber comprometido la imparcialidad del largometraje, no obstante se logra balancear las posiciones al dar espacio a las réplicas de las partes (oficiales de la policía y el ejército, líderes de los Hermanos Musulmanes), además de evitar lo más posible emitir un juicio de valor sobre los hechos tratados.

La plaza desnuda el peligro de la impunidad en la política, dada en este caso por la ausencia de controles constitucionales y el dominio absoluto sobre los medios de comunicación, haciéndose con este último del monopolio de la censura. Revela así mismo el poder de la información; es imposible defender los regímenes totalitarios cuando hay muestras claras de violencia. Especialmente impactante es el momento en que la protesta de la minoría cristiana es literalmente aplastada por carros militares que arroyan a civiles al azar. Las escenas del dolor de los familiares, la hipocresía del gobierno y los intentos por desaparecer las evidencias, nos retraen sin escalas a las épocas más oscuras de toda dictadura. Así, al acercarnos a la revolución egipcia, el documental produce también un ineludible contraste con nuestro muy reciente pasado autoritario. La plaza es un recordatorio de que todo poder político debe estar siempre adecuadamente acotado y que el ciudadano está en la obligación de defender los principios democráticos y vivir en tolerancia si quiere disfrutar y dar por herencia una comunidad política donde prevalezcan el respeto y la justicia.

Pese a la riqueza reflexiva de este film, el auditorio no se enfrentará a una película de un ambiente denso; por el contrario refleja la amplia gama de las respuestas humanas desde la alegría, el humor y el afecto hasta el dolor y la indignación.  No en vano este documental, ya laureado con el Premio del Público en los festivales de cine de Sundance y Toronto, ha sido nominado a los premios Oscar en la categoría de mejor documental.  Está usted invitado a ver esta película y sacar sus propias conclusiones.

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